Luis Advíncula tuvo que volver rápido al vestuario después del entretiempo porque, a los 59′ de la semifinal de la Copa Argentina, recibió la segunda amarilla tras un patadón. Había sido perdonado en la primera parte después de cortar una ocasión manifiesta de gol, pero sin importarle esto, pegó más fuerte y tuvo que retirarse.
Ya son siete los partidos cruciales en los que Boca sufre algo así, y Flavio Azzaro opinó al respecto: “Hay una cuestión que no podemos dejar pasar: la cantidad de partidos importantes que jugó Boca con 10 jugadores no es responsabilidad del entrenador o del presidente”.
Parece mentira, pero no lo es. Todos estos casos deberían servir como ejemplo para que estas cosas no vuelvan a ocurrir. Traen consecuencias duras que pueden arruinar un año, y los últimos dos ejemplos son el fiel reflejo de esto. En fin, Boca cerró un año para el olvido y hay varios responsables, pero esto debe cambiar.