Hace algunas horas, una foto confirmó la alianza entre Axel Kicillof y Claudio Tapia para que el estadio Diego Armando Maradona de La Plata se convierta en la “casa” de la selección argentina. Sin embargo, tras la reciente noticia de que el Monumental será sede de un partido del Mundial 2030, Tapia sorprendió al posar junto a Karina Milei, dando a entender que su relación con la política es más neutral de lo que se pensaba.
En un país donde los temas políticos ocupan gran parte de la agenda, este gesto no pasó desapercibido. A un año de la asunción de Javier Milei como presidente, muchos creían que Tapia, con quien Milei había tenido un cruce mediático al compararlo con Nicolás Maduro, sería uno de sus principales detractores.
La foto junto a Karina generó interpretaciones variadas en el ámbito político y deportivo. Por un lado, algunos consideran que Tapia busca mantenerse en buenos términos con el gobierno actual, mientras que otros lo ven como un intento de equilibrar su figura en un contexto donde el fútbol argentino no puede desligarse de las decisiones políticas.
El contexto es complejo. Tapia había sido señalado como un hombre cercano al kirchnerismo, y su colaboración con Kicillof reforzó esa imagen. Pero la reciente fotografía demuestra que la AFA podría estar tomando una posición más pragmática, buscando garantizar el apoyo gubernamental necesario para proyectos como la organización del Mundial 2030 y otros eventos internacionales.
En medio de este panorama, el fútbol sigue siendo un terreno fértil para los cruces entre política y deporte. Con la mira puesta en los próximos años y la importancia de la selección nacional como símbolo de unidad, los movimientos de Tapia continúan marcando agenda y dejan en claro que su estrategia es no casarse con ninguna bandera política.