Los resultados futbolísticos desde la llegada de Marcelo Gallardo mostraron evidentes problemas. En sus primeros cinco partidos por el torneo local no conoció la victoria, y entre empates y derrotas no cumplió con el objetivo de afianzarse desde el principio.
Con la Copa Libertadores en el medio de este panorama, supo darle prioridad a la competición internacional, pero tampoco logró cumplir el objetivo de llegar a la final en su propio estadio. Superó a Talleres en ambos partidos y eliminó a Colo Colo para llegar a semifinales, donde no le alcanzó. Mostró un nivel pobre y fue ampliamente superado por Atlético Mineiro.
En medio del cruce con los chilenos, Boca se interpuso en el camino y, aun con suplentes, River pudo ganarle. Lo que parecía un empujón anímico terminó siendo un espejismo. La paliza recibida en Brasil pegó fuerte, y el equipo nunca se repuso.
Si bien con la jerarquía de sus jugadores y el peso de la localía le ganó a Banfield, Barracas Central e Instituto, el nivel del equipo estuvo siempre muy lejos de lo que Gallardo nos tenía acostumbrados en su anterior etapa. Sin grandes brillos y con algunos conflictos internos, River quiere dar vuelta la página e intentar una mejor versión el año que viene.
Varios nombres ya suenan como posibles alternativas: Otamendi, Ángel Correa, Martínez Quarta, Echeverría, Enzo Pérez y varios más son los principales rumores que se escuchan. A corto plazo, el objetivo es terminar de la mejor manera la Liga Profesional y luego descansar para mejorar obligatoriamente.