Las copas internacionales no solo muestran la calidad de los equipos brasileños en la cancha, sino también el poder económico que tienen detrás. Y esto ya no es una novedad; cada torneo internacional confirma esta desigualdad, pero ¿qué es lo que realmente impulsa esta brecha?
Obvio que las SAD tienen su cuota de responsabilidad, pero no es solo eso: países como Uruguay y Chile también cuentan con SAD, y aún así, la diferencia económica sigue siendo grande.
La clave parece estar en la diferencia de premios y beneficios que otorgan las asociaciones. Un dato picante: mientras en Argentina el campeón de la Liga Profesional recibe un premio de USD $500.000, en Brasil, el mismo logro se lleva una recompensa de USD $10.000.000. Sí, leíste bien: diez millones de dólares. La diferencia es tremenda.
Y eso no es todo. En la Copa de la Liga, el campeón argentino recibe otros USD $500.000. ¿Cuánto se lleva el ganador del campeonato Paulista? USD $4.000.000. Estamos hablando de premios que multiplican varias veces lo que recibe el fútbol argentino.
Con esta diferencia de plata, no es raro que los clubes brasileños puedan contratar estrellas, retener a sus figuras y potenciar sus planteles en el mercado. La pregunta entonces es: ¿cómo hace la AFA para competir a este nivel?