Con esperanzas de mostrar una mejor versión después del papelón en Brasil, River llegó al Tito Tomaghello para levantar cabeza, pero no lo logró y la hazaña del próximo martes parece casi imposible.
Con su arquero como figura, el Millonario tuvo un mal primer tiempo en Varela: el equipo suplente no se mostró a la altura en los primeros 45 minutos. Recibió 14 disparos al arco, y la polémica se centró en un claro penal de Milton Casco sobre Ramos Mingo. Desde el VAR invitaron a Ramírez a revisarlo, pero el árbitro decidió no cobrarlo a pocos minutos de finalizar la primera parte.
Ya en el segundo tiempo, el Halcón recibió la mala noticia de la expulsión de Nicolás Palavecino a los 51 minutos, lo que condicionó el comportamiento de ambos equipos. El conjunto de Gallardo tomó protagonismo, pero continuó con el mismo problema que en partidos anteriores: la creación de juego. Si bien tuvo la posesión de la pelota, no generó jugadas muy claras como para ganarlo. Por su parte Defensa se vió obligado a replegarse.
En el análisis global de los 90 minutos, fue un partido al que solo le faltó el gol. Hubo un tiempo para cada uno, ambos generaron situaciones para ponerse en ventaja, pero finalmente no se pudieron sacar diferencias. Dentro de un panorama negro de cinco partidos sin ganar, la buena noticia para River es la vuelta de Gonzalo Martínez, quien jugó unos minutos y se mostró en buena forma, pidiendo pista para el martes.
De esta manera, y a pocas horas del partido más importante desde la vuelta de Gallardo, se vio un equipo apagado que, mientras más juega, parece tener menos chances de poder revertir el doloroso 3 a 0 que recibió en Brasil.